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ALFARERIA PREHISPANICA (400 - 1536 d.C.)

Los pueblos prehispánicos del extremo norte de Chile expresaron su identidad a través de la alfarería. En sus inicios fue sencilla y sin decoraciones hasta que a partir del año 400 a.C. el pueblo Cabuza, que vivía en la región de Arica, entró en contacto con la cultura Tiwanaku e imitó su alfarería. Otros pueblos que coexistieron con los Cabuza, como los Mayta Chiribayas, produjeron una alfarería diferente, decorada con diseños geométricos.

Hacia el año 1000 d.C. decayó la cultura Tiwanaku y surgió la llamada cultura Arica, que abarcó desde Mollendo, en Perú, hasta Taltal, en Chile. Eta cultura tuvo su centro en los valles de Azapa y Camarones y dos fases de desarrollo, San Miguel y Gentilar. Su cerámica alcanzó una identidad muy definida, conservando la base polícroma de sus antecesores e incorporando nuevas formas, colores y motivos decorativos.

Hacia el siglo XIV las numerosas poblaciones que conformaron la cultura Arica fueron incorporadas por el imperio Inka. Ello trajo consigo numerosos cambios culturales y económicos en la región, introduciéndose nuevas formas cerámicas, con motivos decorativos que imitaron los patrones alfareros Inka.

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PESCADORES Y NAVEGANTES (900 - 1536 d.C.)

En los ajuares mortuorios de los pueblos pescadores de la cultura Arica hay réplicas en miniatura de balsas de dos y tres palos, muchas de las cuales están pintadas de rojo. Esto revela la importancia que tuvo en esta sociedad el arte de la navegación, tanto para el transporte como para la explotación de los recursos marinos.

Navegando obtenían el guano, fertilizante esencial para la agricultura, y los pescados y mariscos que, previamente secados, se convertían en bienes de intercambio con los pueblos de los valles y el altiplano.
Las balsas de tres palos originales eran pequeñas y se maniobraban como “caballitos de mar”. Por lo general, el único tripulante se sentaba a horcajadas en el centro, impulsándose con un remo. Esta embarcación servía para la pesca y el traslado apegado al litoral. 

En tiempos históricos todavía continuaron utilizándose balsas individuales de totora en la costa de Perú. Lo mismo ocurrió con los chinchorros o balsas de cuero de lobo que usaron los pueblos pescadores del norte chileno. 

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KEROS, CEREMONIAS Y BEBIDAS (400 - 1536 d.C.)

Las ceremonias tenían un papel central en la vida social y política de los pueblos precolombinos. Acontecimientos tales como los acuerdos entre autoridades o la bienvenida a los visitantes, eran motivo de ceremonias. En los valles de Arica y en muchos lugares de los Andes, brindar con chicha de maíz constituía un evento ceremonial importante, y los vasos usados para ese propósito tenían un valor simbólico.

El kero, nombre quechua de un vaso de paredes evertidas, era expresión del ceremonial, así como de la jerarquía de quienes lo usaban. Los personajes importantes tenían keros de oro, plata o cobre, mientras que los individuos de menor jerarquía bebían en keros sencillos, de cerámica o madera. La fuerza simbólica de estos vasos significó que, durante mucho tiempo, los keros fueron la vasija que más se utilizó en los ofertorios funerarios.

Los keros tuvieron su mayor auge durante los siglos V al IX d.C., cuando el pueblo Cabuza , proveniente del estado altiplánico de Tiwanaku, se estableció en los valles de Arica. Probablemente, desde entonces, hubo una creciente necesidad de acuerdos políticos y sociales y, por ende, se incrementó la cantidad de ceremonias y el uso de keros.

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GORROS Y TOCADOS DEL NORTE GRANDE (1000 a.C - 1536 d.C.)

La vestimenta de los Andes prehispánicos fue una forma de comunicación social, política y religiosa.

Los gorros y tocados tuvieron especial importancia, porque más allá de su fin práctico u ornamental, se usaron para destacar la identidad y prestigio del individuo. La diversidad de tocados revela innumerables mensajes respecto a su poseedor, a su función o posición social e, incluso, a su rol político.

Los habitantes del norte chileno, tanto los primeros pescadores como los pueblos agricultores tardíos, usaron variados tipos de tocados. Los más antiguos son los turbantes de los pueblos costeros, hechos de fibra de camélidos y decorados con huesos. Los gorros anudados de cuatro puntas, característicos de la cultura Tiwanaku, fueron emblemas del poder político que ejerció ese imperio.
Con posterioridad a Tiwanaku, los pueblos de Arica afirmaron su identidad y diversificaron sus tocados. Algunos reflejaron la manera de relacionarse con la sociedad y otros la pertenencia a un determinado oficio. 

Durante el dominio Inka surgieron los sombreros cónicos tipo fez, tejidos sobre un cono de fibras vegetares, decorados con diseños polícromos y coronados con plumas.

VIDEO SALA ARICA 

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